Camilo Condis
3 de septiembre de 2017
Cuba adolece, entre muchas otras cosas, de un periodismo serio, útil. A ambos lados del espectro político encontramos los extremos más descabellados que podamos concebir. Mientras en los llamados «medios oficiales» dentro del país sólo se escuchan absurdas alabanzas a exiguas producciones agrícolas, en los llamados «medios independientes», o en aquellos fuera de Cuba, nos ofrecen el enaltecimiento de líderes totalmente desconocidos para el cubano de a pie, el que se supone que votaría por ellos en un futuro profetizado por Willy Chirino hace ya 26 años y que parece no acomodarse aún a la compleja realidad cubana.
Pretender criticar al periodismo de una nación tan dada a los excesos y apasionamientos me traerá, sin lugar a dudas, mucho odio de uno y otro extremo. Soy un blanco fácil: jamás he estudiado ni la más mínima lección de periodismo, ¿cómo atreverme a criticar? Y es que la intención de este artículo no es atacar a diestra y siniestra a los periodistas que escriben sobre la realidad (y muchas veces la ficción) cubana, sino hablar de un caso en particular, para el cual necesitaba esta breve introducción.
CUBANET, «un medio de prensa digital sin fines de lucro, dedicado a promover la prensa alternativa en Cuba e informar sobre la realidad de la isla», decidió publicar hace pocos días un video sobre «las soluciones decorativas que han buscado los propietarios de restaurantes y bares privados para resaltar la identidad de su negocio entre tanta competencia». No es causalidad el tema de este video, pues obviamente se desprende de la conferencia del Vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, publicada por Estado de SATS en fecha reciente y en la que, entre otros temas, menciona a «los negocios particulares con referencias a los años cincuenta» y afirma que «esto lo hemos tenido que discutir, sobre todo en La Habana. Hubo un negocio que nos quisieron montar que hacía apología a la época de Batista. Y La Habana que mostraba en todo su marketing era La Habana de los años cincuenta».
Más allá de que esta conferencia aparentemente fue en febrero y todos y cada uno de los proyectos, medios de prensa y demás organizaciones que menciona Díaz-Canel siguen haciendo su trabajo como si nada hubiera pasado, al ver el video de CUBANET no logré entender el objetivo que persigue. Personas a las cuales les manifesté mi opinión al respecto me decían, entre otras cosas, que este video era una «respuesta» a las palabras de Díaz-Canel, pero esta lógica no me convence.
Volvamos mentalmente a los años de la prohibición del dólar en Cuba y que algún funcionario de alto rango del Gobierno declara que es ilegal la tenencia de dólares. ¿Publicaría CUBANET un video entrevistando a cubanos que tengan dólares? ¿Es el objetivo de CUBANET exponer innecesariamente en los medios digitales (y televisivos en el caso de Miami, donde el noticiero de MegaTV de María Elvira Salazar lo emitió) a los cubanos que puedan ser víctimas de una prohibición absurda? ¿Es esa la política editorial de CUBANET? ¿Es acaso este video una respuesta adecuada a las palabras de Díaz-Canel? ¿Es útil dentro del contexto en el que se produjo? Creo que la reputación de CUBANET merece más que esto y se dejaron seducir fácilmente por una periodista que decidió no atacar la raíz del problema, sino irse por las ramas.
Me vienen a la mente formas mucho más inteligentes y útiles de responder a una declaración tan infantil sobre el uso en varios negocios en Cuba de la estética de los años cincuenta. Le hubiera bastado a CUBANET con dedicar esos recursos en ir a filmar en el Sloppy Joe’s, el Floridita, La Bodeguita del Medio, El Salón de la Fama del Hotel Nacional de Cuba, entre muchos otros bares y restaurantes de propiedad estatal que «muestran en todo su marketing La Habana de los años cincuenta». ¡Esa sí sería una respuesta útil y adecuada! Exponer a los cuentapropistas, que trabajan día a día generando empleos y beneficiando a la economía familiar de medio millón de cubanos en la isla, definitivamente no era una respuesta ni útil ni adecuada.
Acá les dejo el video, para el que no lo haya visto. Ya da lo mismo compartirlo, pues si lo emitió María Elvira, ya lo han visto en las dos orillas:
Me gusta mucho la referencia que haces a los restaurantes y hoteles de propiedad estatal, cuyo exitoso modelo de negocio se basa en la recreación sin ambages de La Habana de los 50. Interesante, Camilo. Entonces, significa eso que tenemos un doble rasero, cuyo peligro real, es la doble moral que esconde.